La mascarilla que detecta la presencia de COVID

Ahora que empieza el otoño, bajan las temperaturas y empiezan a proliferar los virus que estuvieron más inactivos durante los meses de calor, los científicos nos advierten del riesgo de que vuelva a aumentar la incidencia de la COVID-19. Desde China presentan un elemento bioelectrónico que puede ser muy útil en este posible escenario: la mascarilla que detecta la presencia de COVID.

Con mascarilla en el metro

Desde el pasado 20 de abril, en España las mascarillas dejaron de ser de uso obligatorio en interiores, con las excepciones de los centros asistenciales, los centros sociosanitarios, las farmacias y los medios de transporte. Desde aquel momento, la mayoría de las personas no nos ponemos la mascarilla en nuestros puestos de trabajo, en nuestros centros de estudio, en los comercios o en otros lugares cerrados.

Debido a que la incidencia de la COVID-19 se ha mantenido baja durante los meses de verano, esto no ha supuesto ningún problema. Pero con el cambio de estación, este otoño es posible que la incidencia vuelva a subir. En previsión de que esto suceda y tengamos que volver a ponernos las mascarillas en más espacios cerrados, te recordamos algunas pautas para el uso correcto de la mascarilla.

Para qué sirve la mascarilla bioelectrónica

Esta mascarilla no solo detecta la presencia del coronavirus, también funciona con otros virus respiratorios, como la gripe. De hecho, la mascarilla bioelectrónica también se podrá adaptar, en el futuro, a nuevos virus de este tipo que puedan aparecer.

Los responsables de la creación de esta mascarilla son un equipo de investigadores de la Universidad Tongji de Shanghai, con el científico de materiales Yin Fang a la cabeza. Fang explica que “investigaciones previas han demostrado que el uso de mascarillas puede reducir el riesgo de contagio y de contraer la enfermedad. Por eso quisimos crear una que fuera capaz de detectar la presencia de virus en el aire y alertar al usuario”. La mascarilla, continúa Yang, “funciona muy bien en espacios con poca ventilación, como ascensores o habitaciones cerradas, donde el riesgo de infectarse es alto”.

Las conclusiones de la investigación se han publicado en la revista Matter. En el artículo “Wearable bioelectronic masks for wireless detection of respiratory infectious diseases by gaseous media” se explica que los investigadores se propusieron diseñar un producto que pudiera detectar la presencia del virus en el aire y de alertar al usuario. El producto en cuestión tenía que ser una mascarilla, ya que a lo largo de todo el período de la pandemia ha quedado ampliamente demostrado que estas reducen el riesgo de propagar y de contraer el virus.

Fang destaca los grandes beneficios que podemos obtener de la tecnología y la gestión de datos: “En la actualidad, los médicos se basan en gran medida en su experiencia para diagnosticar y tratar las enfermedades. Pero con los datos más detallados recogidos por dispositivos portátiles, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades pueden ser más precisos”, afirma.

Cómo funciona la mascarilla que detecta la presencia de COVID

Los patógenos respiratorios que causan la gripe A o la COVID-19 se propagan a través de pequeñas gotas y aerosoles que liberan las personas infectadas cuando hablan, tosen y estornudan, y esas moléculas que contienen virus, especialmente los pequeños aerosoles, pueden permanecer suspendidas en el aire durante mucho tiempo.

Un aparato bioelectrónico montado en la parte externa de la mascarilla identifica los patógenos que hay en el aire. Se trata de un pequeño sensor que incorpora aptámeros, unas moléculas sintéticas que reconocen proteínas de los virus mencionados. Si detecta la presencia de alguno de ellos -el de la COVID-19, el de la gripe…- avisa al usuario a través de su smartphone u otro dispositivo móvil. La sensibilidad del dispositivo es elevada, ya que no es necesario que la persona infectada tosa, estornude o hable para que se pueda realizar una detección positiva.

¿Cuánto tiempo necesita el dispositivo para realizar esta operación y avisar al usuario? Unos 10 minutos. Un tiempo inferior al de riesgo de contagio, en el caso de que el usuario lleve puesta la mascarilla y las personas con las que comparte espacio no lleven.

El equipo responsable de este estudio trabaja actualmente en la reducción del tiempo de detección, en el aumento de la sensibilidad del sensor y en la optimización del diseño. También están trabajando en otros wearables, dispositivos portátiles que se incorporan a alguna prenda de vestir o a algún accesorio (es el caso de los relojes que nos informan de nuestro ritmo cardíaco cuando hacemos deporte, por ejemplo). Los wearables en los que trabajan los investigadores de la Universidad Tongji están enfocados a enfermedades como el cáncer y las afecciones cardiovasculares.

Puedes leer el artículo completo sobre la investigación de la mascarilla que detecta la presencia de COVID en: “Wearable bioelectronic masks for wireless detection of respiratory infectious diseases by gaseous media“.