Burnout parental: qué es y cómo superarlo

Tienes hijos y te dan mucho trabajo. Estás agobiado o agobiada con la crianza, el trabajo, la casa, el cuidado de toda la familia… Incluso te cuesta dormir, no tienes ganas de nada y a menudo piensas que no tienes ni un minuto para ti. Si te ves reflejado en esta descripción, es muy posible que sufras burnout parental. Te explicamos qué es y qué puedes hacer para intentar superarlo.

Burnout parental

¿Qué es el burnout parental?

Inicialmente, el término burnout hacía referencia a una forma de estrés laboral y se definía lo que le sucedía al trabajador que estaba quemado. La definición: una sensación de agotamiento permanente que se genera cuando el estrés se cronifica.

Trasladado a la crianza, este desgaste extremo prolongado se ha bautizado como “burnout parental”, un síndrome muy común (aunque poco confesado) que sufren tanto padres como madres en muchos hogares. Les pasa a progenitores que están expuestos a situaciones altamente estresantes en las que tienen que conciliar el cuidado de sus pequeños con las exigentes obligaciones laborales, el cuidado de otras personas o las tareas domésticas.

El burnout parental no solo afecta a los padres de bebés, que no duermen bien, o que no comen bien, o que dan mucho trabajo. También les puede pasar a los padres con hijos de cualquier edad, incluso adolescentes, que tienden a ignorar lo que les dicen sus progenitores y a intentar hacer, a veces, justo lo contrario.

Cómo saber si tienes burnout parental

Los síntomas generales del burnout son:

  • Problemas físicos: además de la fatiga permanente, otros problemas físicos, como dolores musculares, migrañas, insomnio, problemas gastrointestinales y problemas con el ciclo menstrual.
  • Agotamiento mental: desgana para realizar cualquier actividad, vinculada también al agotamiento físico, y a menudo ansiedad asociada.
  • Cambios en el comportamiento: la irritabilidad y el desapego son muy comunes.
  • Falta de atención en las tareas: lo que comporta errores, olvidos, y otras actitudes que pueden generar problemas.

En el caso del burnout parental, además, sucede a menudo que los padres que lo tienen no logren conciliar el sueño, se sientan frustrados, culpen de todo lo que les sucede a las personas que tienen a su alrededor, prefieran aislarse y renunciar a la vida social, se sientan solos, sufran ataques de ansiedad…

Durante el periodo de confinamiento por la pandemia de la COVID-19 y los meses posteriores, la situación de burnout parental se agravó en muchos hogares por las dificultades que nos trajo aquella coyuntura:

  • Tener que convivir las veinticuatro horas del día con los hijos.
  • El teletrabajo, que había que combinar como se pudiera con la atención a los niños.
  • Las clases online, que en muchos casos imponían a los padres la necesidad de ayudar a los más pequeños con los ordenadores, las conexiones y las tareas que debían realizar para poder seguir el curso.

Cómo hacer frente al burnout parental

Si tú o tu pareja, o los dos, sufrís de burnout parental, estos seis consejos os pueden ayudar a superarlo. Como todo problema de salud mental, se debe tomar con calma y no pretender solucionarlo en dos días. Que no os estrese también la prisa por pasar página. Despacio y con seguridad, siempre hay más garantías de éxito.

  • Reconocer el problema: hay que aceptar que no se puede con todo y no autoimponerse tantas responsabilidades. En el ritmo frenético de la rutina diaria siempre surgen imprevistos que obligarán a improvisar en el último momento, especialmente con niños pequeños; es normal que no todos los días se llegue a todo.
  • Hablar del problema: la familia debería hablar sobre las necesidades de tiempo de todos (las de los padres y las de los niños). De esta manera pueden crear un plan para garantizar que todos, pero sobre todo las madres, puedan aprovechar el tiempo lo máximo posible.
  • Hobbies individuales: es importante que los padres tengan tiempo para hacer las actividades que les gustan sin interrupciones. No importa lo que sea, lo importante es garantizar que sea un momento para ellos mismas, por lo que toda la familia deberá ser consciente de ello. El bienestar personal de un padre y una madre será beneficioso para toda la familia
  • Implicar a los familiares: si los abuelos u otros familiares tienen buena relación con la familia, uno no debe sentirse mal por pedir ayuda de vez en cuando. Todos salen ganando: los niños podrán crear recuerdos entrañables con sus seres queridos y los progenitores, un merecido descanso.
  • Servicio doméstico: limpiar la casa puede ser una actividad físicamente agotadora, y también a nivel mental, al ser una tarea que nunca termina. Cuanta menos limpieza tenga que hacer la familia, más podrán centrarse en pasar tiempo de calidad juntos, haciendo las actividades que gustan y dejando tiempo para relajarse.
  • Una niñera cualificada: contratar a una niñera puede dar más tiempo a los padres para centrarse realmente en sus hijos. El tiempo en familia es muy valioso, y poder dedicarles atención sin tener una larga lista de tareas pendientes sobre la cabeza es la diferencia entre una maternidad y paternidad sana y el desbordamiento a un ataque de nervios.
  • Trabajar las emociones positivas: las que nos aportan respuestas placenteras a estímulos externos o internos.